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viernes, 29 de abril de 2011

Signos de un Estado Fallido



Por Rodrigo Borja
            Se acumulan los datos que nos llevan a dar por sentado que en amplios espacios del territorio nacional, quien gobierna es el narco, lo cual nos hablaría de un Estado fallido, situación negada por el propio presidente Felipe Calderón, pero la terca realidad se hace presente todos los días, lo mismo en Tamaulipas, que en Durango o el Valle de Juárez, en donde sólo la ley de los narcotraficantes es la que impera.
El pasado 25 de noviembre, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos publicó un informe llamado JOE (Joint Operating Environment). En el documento se dice que México es un estado que podría ser objeto de un colapso súbito, escenario en el cual los intereses de los Estados Unidos, obligarían a sus fuerzas armadas a intervenir en los asuntos mexicanos.
Este informe contiene una sección titulada: Estados Débiles y Fallidos. Es ahí donde viene la parte que ha causado mayor polémica y discusión en las últimas semanas. El documento indica que en entre los peores escenarios que el Comando Conjunto pudiera enfrentar, y posiblemente el mundo entero, existen dos grandes Estados que encaran la consideración de un colapso súbito: Pakistán y México.
Después de evaluar muy brevemente la situación en Pakistán el informe da la razón por la que se considera que México, con una menor probabilidad que Pakistán, podría experimentar un fallo total en su administración central federal. En México, dice el documento, el gobierno, los políticos, las policías y su infraestructura judicial están bajo asalto y presión continua por parte de las bandas criminales y los cárteles de la droga. La manera en que estos problemas internos se desarrollen tendrá un efecto mayor sobre la estabilidad del Estado Mexicano. El informe concluye con respecto a México que si llegará a caer en el caos, la situación demandaría una respuesta estadounidense basándose en el peligro que esto representaría para su territorio.
Los Estados fallidos
Definidos por Robert Rotberg, una autoridad en el tema, los Estados fallidos pueden ser vistos como entidades políticas vacías donde no existe voluntad o capacidad para llevar a cabo las tareas fundamentales de un Estado nacional en el mundo contemporáneo. Estos proveen una muy limitada cantidad de bienes públicos. El debate democrático no existe. El sistema judicial, en caso de existir, depende directamente del poder Ejecutivo. Su infraestructura se encuentra destruida o en franco deterioro. Este tipo de Estado es inseguro y es incapaz de proyectar su poder más allá de la ciudad capital o controlar las periferias territoriales, algo que ya vemos en nuestro país.
En un artículo, The Economist, lo puso en estos términos: «En estos días, los encargados de la defensa en los Estados Unidos dicen estar más preocupados por los Estados débiles, e incluso regiones no consideradas como Estados, que por los que son relativamente más fuertes… Para la amargura de los escépticos de vieja escuela, el apuntalamiento del Estado-Nación es una parte integral de la estrategia estadounidense.
«De lo anterior se puede inferir claramente que, independientemente del hecho que nosotros creamos o no que México es un Estado en camino al desastre, la nueva política internacional de los Estados Unidos virará hacía nosotros y nos tratará desde esta perspectiva. Un fenómeno análogo parece estar sucediendo con la Unión Europea con respecto a las zonas con conflictos de esta naturaleza, donde un diplomático inglés dijo: «No fue el bien organizado Imperio Persa el que derrumbó Roma, sino los bárbaros´.»
Los mexicanos también vemos lo evidente, lo sentimos y lo padecemos. El Estado Mexicano no es garantía del Derecho ni de seguridad pública. Para el gobierno esa evidencia no existe, porque parece que no es suficiente el número de decapitados diarios, los índices de criminalidad, el incremento de las extorsiones a los negocios, etcétera. No únicamente en el estado de Chihuahua o Ciudad Juárez, sino en todo el territorio nacional, de hecho en el estado de Tamaulipas, se puede sentir mejor la ausencia del Estado y su fracaso o en lugar concretos, como en algunos pueblos de la sierra de Chihuahua o el Valle de Juárez.
Es claro que las autoridades del Estado se muestran impotentes, desorganizadas, ineficientes o penetradas por la corrupción y en franco contubernio por acción u omisión con los delincuentes. El Estado Mexicano se encuentra, además, presa de círculos viciosos que le impiden jugar un papel como promotor del desarrollo económico y de la ampliación dinámica de sus competencias.
 Durante una hora y tres minutos, Patricia Espinosa, secretaria de Relaciones Exteriores en el gobierno de Felipe Calderón, trata de demostrar con datos en la mano que, pese a su sangriento día a día, «México no es un Estado fallido». Esa posibilidad –la de que el Estado pudiera estar perdiendo el control del país a manos del narcotráfico– se incluía en un estudio reciente del Ejército estadounidense que aquí ha sentado como un tiro.
Sólo es poquito
Patricia Espinosa, secretaria de Relaciones Exteriores de México, trata de explicar que la situación, con ser grave, no afecta a todo el país, sino fundamentalmente a 6 de los 32 Estados de la República: Baja California, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Michoacán y Guerrero.
«La violencia no es generalizada. No quiero minimizar el problema. Somos los primeros preocupados. Pero hablar de un Estado fallido es hablar de una violencia generalizada y de una falta de control del territorio. Y ese no es el caso de México. Es verdad que hay ciertas plazas donde la violencia se ha exacerbado. Hemos detenido a los capos, debilitado sus organizaciones, y los sicarios que estaban a sus órdenes están intentando adquirir el control. No hay que olvidar un dato muy importante. De cada 10 asesinatos, nueve son de personas vinculadas con las bandas del narcotráfico. No es la población civil la que está muriendo en México».
Contar muertos, ha sido hasta el momento lo que gobierno y medios de comunicación han hecho ante los eventos violentos que escalan todos los días. Ciertamente hay argumentos para explicar parte del problema, Espinosa dice:
¿De dónde vienen esas armas? «Lo hablamos con Obama. El presidente Calderón fue muy claro al decirle: a EE UU le interesa tener una frontera segura; a nosotros también. Tenemos entonces un reto importante en fortalecer nuestra capacidad conjunta de supervisar la frontera. No sólo para detener lo ilegal que va y viene, sino para facilitar el tránsito de lo legal. Pero no hay que olvidar que, a lo largo de los 3,000 kilómetros de frontera, en el lado estadounidense hay más de mil tiendas de armas, además de las ferias de armas que se organizan con mucha frecuencia. Y nosotros en ese sentido hemos insistido en que se cumpla la ley estadounidense que prohíbe la exportación de armas a países en los cuales esas armas están prohibidas».
Lo cierto es que la violencia no para y la desesperanza crece, el ánimo que es el alma, se deteriora y para ello no hay medidas de reparación, aquí no cabe el discurso oficial de restablecer el tejido social, situación en que por otra parte no se hace nada para tal restablecimiento.
El periodista colombiano Mateo Samper, publicó: «La violencia en México no para. La mafia y sus horrendos crímenes son cada vez más asiduos y tristemente empiezan a sentirse como el pan de cada día. Tal vez peor, las esperanzas de que la situación se solucione rápido son mínimas. Hace poco el presidente Calderón cayó en cuenta de que los cárteles son más poderosos, tienen más influencia y están  mejor armados de lo que se creía (gracias en buena parte a su vecino del norte). ¡Vaya sorpresa!
«Para el Departamento de Estado norteamericano, México puede estar convirtiéndose un Estado fallido. Pero esta visión es alarmista, miope e hipócrita. México podrá estar lejos de reducir los actuales niveles de violencia, pero lo está mucho más de perder el control del Estado a manos de grupos mafiosos.
«A mi juicio el verdadero problema no son los narcotraficantes sino su razón de ser, que surge de la miopía de la “guerra contra las drogas”, cuya incansable promoción ha estado a cargo de Estados Unidos desde hace más de 30 años.
«Y es que repitámoslo una vez más: la guerra contra las drogas ha sido un gran fracaso. Las políticas de erradicación, interdicción y criminalización no han logrado ni disminuir la oferta ni acabar con el consumo, que era lo que originalmente pretendían. Hoy día se producen drogas sintéticas y naturales en casi todos los rincones del mundo y la gente sigue consumiéndolas igual o más que antes. Por otro lado, esta guerra ha tenido dos consecuencias nefastas. En primer lugar ha creado un “mercado negro” gigantesco, donde se aplica la ley del más fuerte. Por ello vemos cada vez más bandas de mafiosos, más sangrientas y mejores armadas. En segundo lugar, la prohibición ha hecho que el negocio sea inmensamente rentable. Para poner un ejemplo, producir un gramo de cocaína vale aproximadamente $2 en Colombia. Al venderlo en  Estados Unidos, este mismo gramo ya cuesta alrededor de $100. En Japón cuesta alrededor de $200. ¿Qué otro negocio produce rendimientos de 5,000% y 10,000%? No muchos.»
A la mejor no estamos en un Estado fallido, pero definitivamente el gobierno si a fallado.

Fuentes confiables

*Una máxima capitalina
La clase política de la ciudad de Chihuahua, nos referimos sobre todo a los priistas, tienen  una magnífica opinión de sí mismos, creen que son políticos refinados y sofisticados. En contraparte, también tiene la idea de que los priistas juarenses son palurdos  y caníbales. Tienen una frase para definir la condición de los políticos juarenses: «échales una pelota y se ponen a pelear por ella».
*Podrían tener razón
Tal vez los políticos capitalinos tengan razón, en Ciudad Juárez, los problemas y rezagos sociales, tienen en gran medida como origen una falta de acuerdo entre las élites políticas, económicas, intelectuales, en fin a los líderes de la ciudad en todos los órdenes, incluso las élites religiosas. 
*Un desacuerdo
Un ejemplo de lo anterior podría ser, los largos meses que han pasado sin que los priistas se pongan de acuerdo y elijan a un líder municipal. Por un lado se dice que el alcalde está empeñado en poner a su hermano Luis Murguía y en la contraparte se habla de un sobrino del gobernador: Sixto Duarte, ven la cosa pública ya no como un asunto de pandillas o grupos, sino como un asunto dinástico de carácter familiar, muy medieval.
*Un tercero en discordia
La situación ha llegado a tales niveles que ya se  busca por otros lares al posible nuevo presidente del Comité Directivo Municipal del Partido Revolucionario Institucional. Se menciona con insistencia a Fernando Rodríguez Giner, nieto  del ex gobernador Praxedis Giner Durán, quien en el último proceso electoral federal coordinó la campaña de la hoy diputada Adriana Terrazas, lo que según algunos observadores políticos, lo pondrían en la órbita de influencia del ex alcalde Jaime Bermúdez Cuarón y por lo tanto como una avanzada del diputado Enrique Serrano, para alcanzar la alcaldía en el 2013, quien por otra parte está aún en el ánimo del gobernador César Duarte.
*Patadas en el primer círculo
Llama la atención, que  el secretario de  Comunicaciones y Obras Públicas de Gobierno del Estado, Javier Garfio Pacheco, haya sido  quien dio a conocer el proyecto de los legisladores de tener oficinas más cómodas para dedicarse a la grilla y construir un costosísimo edificio de cerca de 900 millones de pesos. Llama la atención porque finalmente es un sutil golpe a Enrique Serrano, quien es otro de los escasos hombres del primer círculo del gobernador.
*Pasan los meses y nada
Mucho se está tardando César Duarte en cambiar a Cristian Rodallegas, es urgente que un hombre que tenga lealtad al gobierno en turno se encargue de un despacho tan importante, lo cierto es que hasta ahora se ha visto muy lento el de Villa Ahumada y hacer ver lento al gobernador, quien finalmente no arranca la obra pública y de alguna manera su gobierno, ya que los presupuestos siguen cerrados.

Tras los pasos de… «estamos hasta la madre»


1.-El periodista y poeta Javier Sicilia, fue asertivo cuando en medio de su dolor, por el asesinato de su hijo Juanelo, explotó y con un «estamos hasta la madre» sintetizó con gran claridad y las palabras exactas el estado de ánimo de los mexicanos, con respecto a la guerra de Felipe Calderón, contra el narcotráfico. Las palabras que en un primer momento podrían parecer muy fuertes, aun cuando son cotidianas en el hablar diario de la mayoría de los mexicanos, empiezan a ser repetidas en noticieros o programas de análisis, en donde un lenguaje tan coloquial y cotidiano como el que nos ocupa era evitado. De hecho la marcha que el próximo cinco de mayo se inicia en la ciudad de Cuernavaca se llama así.

2.-La marcha «Estamos hasta la madre», se llevará tres días en llegar al Zócalo de la Ciudad de México y la convocatoria en esta ocasión ha sido muy amplia y se espera que sea una gran demostración popular, contra la estrategia de Calderón para combatir al narcotráfico y según sus críticos mas ácidos a algunos narcotraficantes, ya que al parecer la lucha no está muy pareja y hay quienes se atreven a decir que el presidente a través de Genaro García Luna,  el secretario de Seguridad Pública, toma partido a favor de «El Chapo» Guzmán, esta tesis está ampliamente documentada en Los Señores del Narco de la periodista Anabel Fernández. Las fosas clandestinas encontradas en San Fernando, Tamaulipas y en la Ciudad de Durango, ya suman casi 300 cuerpos y sólo son una mínima parte del desastre nacional.

3.-Es claro que los mexicanos «estamos hasta la madre» de la violencia y de la estrategia para librar esta lucha que es imposible de ganar, pero ineludible, pero aun en esta tesitura hay muchas maneras de matar cucarachas, como dice el dicho. Pero también estamos hasta la madre de las acciones de distracción de los medios de comunicación nacional, en los cuales vemos una cobertura o registro informativo exagerado por decir lo menos sobre casos como la beatificación de Juan Pablo II, quien a la par de que se elevará a los altares, nos hará recodar su actitud pasiva, sino que protectora contra el pedófilo reconocido y documentado Marcial Maciel, o también la forma en que eludió casos similares del alto clero de los Estados Unidos o en Irlanda, estamos convencidos de la popularidad del Papa Juan Pablo II, de lo que tenemos dudas es de seguir llenando el santoral de incertidumbre.

4.- Pero no es de lo único que estamos hasta la madre. Está bien o mejor dicho, comprendemos que los ingleses enloquezcan porque un miembro de su anacrónica familia real se vaya a casar, incluso que en los Estados Unidos sea también una especie de fiebre, por enterarse de los detalles, eso nos da la medida de lo que somos y la razón al historiador francés Robert Fossier y al también francés avecindado en México Guy Rossat, quien sostienes que en gran medida somos como el hombre medieval, sin embargo esto último no quita que estemos hasta la madre de noticias sobre la boda del hijo de Lady Diana y Kate Middleton. La desmesura nunca es buena, ya san Agustín, parafraseando a Tácito, nos hablaba de que la virtud se encuentra en el justo medio. (Rodrigo Borja).

lunes, 25 de abril de 2011

Felipe Calderón… «terquedad, ceguera y ambición»: Javier Sicilia



Por Rodrigo Borja
            El diez de diciembre de 2006, el presidente Felipe Calderón, quien había tomado posesión de su cargo en una ceremonia de tres minutos, entrando por una puerta trasera a la tribuna de la Cámara de Diputados, declaró la  «guerra contra el narcotráfico» y anunció el envío de siete mil  soldados al estado de Michoacán.
Luego de cuatro años y cuarenta mil muertos, y ante el hartazgo social, pide que el «ya basta» que se dirige a él, sea para los narcotraficantes, como si entre la sociedad y los narcotraficantes no existiera una entidad que en su sentido amplio se llama Estado y que en una de sus manifestaciones más tangibles se llama gobierno y él lo encabeza.
El asesinato de un hijo del poeta Javier Sicilia y seis de sus amigos en Temixco, estado de Morelos, forjó en boca del escritor y periodista un «ya basta» un «estamos hasta la madre», que se repite desde el pasado 28 de marzo, día de la masacre de estos siete jóvenes.
Mientras estos acontecimientos cimbran al país, en Ciudad Juárez, se detiene a tres agentes del cuerpo de élite de la policía municipal,  conocido como Delta, tres de alrededor de veinte, que participaron en el «levantón» de cuatro jóvenes a la luz del día y con muchos testigos, que luego de días de búsqueda aparecieron muertos a las faldas de la Sierra de Juárez en su parte poniente.
Las manifestaciones populares sobre el hartazgo de tanta sangre se multiplican y el «ya basta» dirigido a Felipe Calderón, es retomado por éste y pide que no lo culpen a él, que esa frase debe ser dirigida a los narcotraficantes, como si no fuera obligación primigenia del Estado el brindar seguridad en sus personas y sus bienes a los ciudadanos.
Terquedad, ceguera, ambición 
El periodista José Gil Olmos, de la revista Proceso, sintetiza: «Satanizado entre líneas por el presidente Felipe Calderón, quien intenta apropiarse del ¡Ya basta! ciudadano y reciclarlo políticamente para justificar la ineptitud de su gobierno ante el crimen organizado, el poeta Javier Sicilia critica «la terquedad, la ceguera política y la ambición desmedida» del mandatario. Hasta el plantón que mantiene en Cuernavaca el colaborador de Proceso han llegado, armados de valor, cientos de personas que por primera vez denuncian desapariciones, ejecuciones, extorsiones y secuestros, y no precisamente a manos de la delincuencia organizada. La marcha nacional a la que convoca Sicilia para el próximo 8 de mayo ya toma forma como sed de justicia y seguridad para todos los mexicanos…»
            Javier Sicilia aclara: «Ahora el país levantó antorchas y están sirviendo para alumbrar el camino, pero también pueden servir para incendiarlo. La respuesta la tienen ellos, los actores políticos, los empresarios, las iglesias, los gobiernos, no yo.
«Yo, junto con todos, encendí las antorchas y estamos iluminando el camino. Ellos serán los responsables. Si se incendia el país, que no me vayan a cargar el muerto. Estas antorchas han estado bastante bien iluminadas y han trazado un camino. Lo demás ya no depende de mí y no quiero que dependa de mí: depende de los actores políticos.» Hasta aquí la cita de José Gil Olmos.

Responde Calderón
El presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, visitó la Comarca Lagunera el pasado martes 12 de abril,  y ante unos 200 empresarios e integrantes de la sociedad civil, el jefe del Ejecutivo Federal habló de las perspectivas económicas y de seguridad que su gobierno tiene.
Aprovechó para responder a los signos de cansancio social que encarnan Javier Sicilia y sus frases, Calderón hizo un llamado a la sociedad para que dirija su grito de «Ya basta» a los criminales y no a los gobernantes. «Vale la pena recordar –dijo– condenar a quien debe condenarse. El hacer o decir un 'ya basta' a los criminales porque no podemos confundirnos, los que asesinan son ellos, son los criminales; los que matan jóvenes inocentes son los criminales; los que secuestran y asesinan migrantes son los criminales».
A lo anterior el periodista H. E. Cavazos Arózqueta, de la publicación digital SDPnoticias.com, responde: «Aunque obvia razón hay en sus palabras, el presidente deja de lado una realidad ineludible. Son los gobernantes y sus partidos quienes han permitido que durante años el problema de la criminalidad crezca. Con su negligencia, su corrupción, su complicidad, su incompetencia, los políticos mexicanos han sido un factor fundamental para que la delincuencia encuentre caminos y tierras fértiles para extenderse y enraizarse.»
El periódico El Mundo, de España, recoge otras declaraciones de Javier Sicilia: «Ya estamos hasta la madre. Estamos hasta la madre de todos los hijos de la chingada que matan, que asesinan, que mutilan, que acribillan a mexicanos; no importa que sean policías, militares, "narcos", si matan, son unos hijos de la chingada, y estamos hasta la madre de ellos.»
Abunda Javuer Sicilia: «Los narcotraficantes, por más inhumanos, malvados, siniestros que sean, no violan Derechos Humanos, ellos delinquen. Las autoridades, en cambio, sí los violan, y, además, delinquen también. Lo que viola nuestras Garantías Individuales es tanta impunidad, tanta injusticia, tanta negligencia administrativa y política. Y a eso, aunque no le parezca a Felipe Calderón, le gritamos que ya basta. ¡Ya basta de crímenes impunes!; ¡ya basta de desigualdad!; ¡ya basta de represión!; ¡ya basta de violaciones a nuestros derechos fundamentales!; ¡ya basta de guerra¡; ¡ya basta de sangre!»
Policías secuestran y asesinan
Por todo el país la situación empeora, San Fernando en Tamaulipas, eriza los pelos, pero en Ciudad Juárez, Tres policías del grupo especial Delta, fueron ingresados al CERESO Estatal, al dictárseles auto de formal prisión por los delitos de desaparición forzada y robo, en perjuicio de cuatro personas que fueron localizados muertos, luego de un «levantón» en el que según múltiples testigos participaron miembros del grupo de reacción inmediata Delta.
Los agentes Francisco Javier Campoy Domínguez, Leonardo Iván Loya Hernández y Eugenio de los Santos de Cuesta, fueron vinculados a proceso por los delitos de desaparición forzada de personas, abuso de autoridad y robo calificado, sólo tres cuando los testigos hablan de la participación de alrededor de veinte elementos.
Estas acciones fueron en perjuicio de Juan Carlos Chavita Soprano, Dante Castillo de la O, Raúl Navarro Soprano y Félix Vizcarra Torres, quienes desaparecieron de calles de Ciudad Juárez el pasado 26 de marzo de este año, y fueron localizados muertos 16 días después, semienterrados a 16 kilómetros al suroeste de esta misma frontera y los indicios científicos indican que el asesinato se dio casi de inmediato a su secuestro. «Ya basta», es una frase dirigida a Calderón, que él se la quiera apropiar y redirigirla es un signo de su propensión a rehuir su responsabilidad, en los hechos que parecen indicar que el país se deshace.